miércoles, 3 de abril de 2013

El arte de humillar



                       



Nos habían hablado de aquel sitio, un pequeño y elegante hotel de las afueras muy próximo al restaurante donde habíamos quedado para cenar.
Tal como nos dijeron la suite resultaba amplia y sumamente acogedora . Un dos piezas, con una moqueta burdeos que ahogaba el sonido de mis tacones hacía juego con los cojines de la cama y la media docena de rosas de tallo largo cortesía de la casa . Los muebles de madera ofrecían un toque de personalidad y tras la mesa donde reposaba el jarrón un espejo ampliaba aun mas la estancia. En la parte izquierda dos ventanales guardaban la intimidad tras cuatro pesados cortinajes a juego con la moqueta y ante estos, dos sillones y una pequeña mesita de té constituían todo el mobiliario.
Caminé hasta el fondo sintiéndome observada por mi Amo y me detuve al borde de la cama deslizando mis dedos sobre la colcha impecablemente estirada...mi Señor no hablaba....sabia que me gustaba aquello, el olor de los limpiadores, las habitaciones insonorizadas, los rostros anónimos que escondían su satisfacción en el ascensor, la mirada casi cómplice de los recepcionistas , los cuadros que se reflejaban por primera vez en las pupilas de cada nuevo huésped , las toallas perfectamente dispuestas con su toque de almidón y su blancura de lavandería y esa pila de jabones, pasta de dientes, colonias, y geles diseñados para el halago con su olor de baratillo sobre los vasos cubiertos de vinilo .
Nunca estaría mas cerca de ser yo misma que en aquellas noches en las que no era nada mas que el deseo ocasional de una noche, cuando aquella puerta cerrada era un billete de ida... a otro mundo .
La voz del recepcionista nos deseó una feliz estancia mientras la puerta se cerraba tras de sí, me quedé escuchando el silencio, tan solo la respiración de mi Amo flotaba en el aire .
Crucé la estancia con la mirada baja hasta uno de los sillones, sentía su mirada sobre mi, midiéndome, calculando cada uno de mis movimientos...lentamente me quite la blusa y tras ella la falda, las deje cuidadosamente dobladas sobre el brazo de un sillón y sobre estas el sujetador y las medias.
Volví a ponerme los zapatos, me solté el cabello y caminé despacio por la estancia .Tomé una rosa del florero, una gota cristalina resbaló del tallo sobre mi antebrazo haciendo que la piel se me erizase al contacto, tenía un olor delicado y un tacto de terciopelo, sus pétalos de un rojo violento contrastaban sobre la blancura de mi piel. Me deslicé suavemente por la moqueta y tomando una cinta del bolso me dirigí nuevamente a la cama ; parada ante ella posé la rosa y tras meter mis dedos entre el cabello me recogí el pelo en una coleta alta que dejaba mi nuca al descubierto. Un momento después me doblé por la cintura para recoger la rosa entre los dientes, con mis manos libres y sin quitarme los zapatos gatee hasta el centro de la cama donde me senté sobre los talones separando mis piernas.
Podía sentir la sed palpitando en mi cuello, mi piel se despertaba como una bestia hambrienta con su insaciable ansia de sensaciones . Tomando la flor deslicé cuidadosamente su tallo por mi pecho,las espinas dejaron surcos blancos que despertaron al instante mis pezones...quería mas...levantando la vista busqué la aprobación en los ojos de mi Señor, pero este negó dos veces con la cabeza.
-No tienes permiso, dijo la voz de mi Señor.
-Perdón Amo, dije deteniendo la caricia.
Con un gesto de su mano me indicó que debía acercarme, y antes de que tuviese que repetírmelo llegué al borde y sentándome de nuevo en los talones deposité la rosa en su mano tendida. Tomando los pétalos entre los dedos los separó del tallo, dejando solo este, un tallo largo y suave salpicado de espinas.
Mi Señor deslizó suavemente la rosa en la cara interna de mis piernas
- ¿que voy hacer contigo perla?....pon las manos.
-Si Amo, dije alzando mis palmas en actitud sumisa.
-No puedes caminar mas deprisa que yo, dijo empezando a arrancar las espinas, vas a aprender paciencia , sentenció su voz mientras depositaba las espinas en mis manos.
-Cierra las palmas , dijo mirándome con curiosidad, quiero que aprietes un poco mas....
-Si Amo dije sintiendo las aristas afiladas entre mis dedos.
Poniendo mis puños cerrados bajo mi barbilla se inclinó hasta poner su cara frente a la mía y tomando mis labios entre los suyos me besó suave y tranquilamente.
-Mi perla esta noche quiero que lleves el vestido negro corto y el cabello recogido, asiente si lo has comprendido.
Asentí en silencio.
- Muy bien,dijo abriendo mis manos y liberándome de las espinas. Ahora ponte bocabajo , quiero que mantengas tu atención en otra cosa durante toda la cena.
Su mano acarició sin prisa mis nalgas desnudas mientras me escudriñaba. Sentí mi propia mirada felina como si mi Señor hubiese pronunciado mi nombre en alto y antes de que me diese tiempo a saborearlo el tallo de la rosa silbó junto a mi oído seco y conciso como una punta de látigo.
Noté acercarse ese otro estado en el que ya nada importa...
-Dobla las piernas.
Obedecí poniendo las plantas de los pies hacia arriba, mientras sentía sus labios acercarse a mi oido.
-Voy a dejarte un recordatorio, para que sigas pensando seriamente en la paciencia dijo mientras acaricaba el tallo hasta la punta.
Un silbido cortó el aire con precisión y al instante sentí la descarga sobre las plantas de mis pies, mordiendo mis labios recibí varios varazos certeros y afilados que me hicieron encoger los dedos mientras forzaba al máximo la corbatura del pie concentrada en mantener la postura.
-Ahora no vas a olvidar tu reflexión de esta noche ¿verdad perla?
-No Amo, dije sintiendo el escozor de mis plantas.
-Muy bien ...vistete, te espero en recepción dijo mientras abandonada la estancia.
-Si Amo, dije intentando esconder torpemente la punzada a mi ego herido.
Tras escuchar el sonido de la puerta me incorpore dirijiendome a la maleta de la que tome el vestido de corte chino con abertura lateral,unas medias negras con su liguero , unos zapatos de un tacón desafiante, un cepillo y algo de maquillaje básico.
Sentía las plantas ardiendo, cada paso recordaba la orden dada . Me recogí el pelo, maquillé mis labios, me coloque las medias y por último los zapatos. Las punzadas de dolor se intensificaron...puedes hacerlo perla...vas a caminar, sonreir, caminar , sonreir, caminar, sonreir... vas a seguir andando hasta que se acabe el mundo si hace falta y aprenderás paciencia dije tratando de acostumbrar el dolor a los zapatos. Tomando un pequeño bolsito bajé a recepción.
-¿lista? preguntó mi Amo mientras me ofrecía su brazo sin dejar de sonreir.
- Por supuesto dije posando mi mano y correspondiéndole con otra sonrisa.
Tras un leve saludo con la cabeza al recepcionista caminamos tranquilamente hasta el restaurante sumergidos entre las masas de un sabado cualquiera.
Al llegar , saludamos amistosamente a nuestros amigos, cuatro parejas mas, conocidas de algunos encuentros de bdsm. La cita era absolutamente informal, saludé educadamente primero a los Señores y después el acostumbrado revuelo mas cercano con las otras sumisas a las que me unía ese entendimiento sin palabras y una cercanía de encuentros repetidos.
Nos sentamos a la mesa sin plantearnos el protocolo, de un lado los Amos hablaban de la posibilidad de aprender nuevas técnicas de bondage y del uso de algunos nuevos instrumentos de importacíón y del otro lado las sumisas seguíamos sumergidas en direcciones de tiendas y futuros encuentros de café.
Me senté al medio y al sentarme por un segundo vi los ojos de mi Señor sentándose frente a mi, sabiendo que la postura daba un pequeño respiro a Su recordatorio resoplé aliviada de sentarme.
La velada transcurría casi con un aire de familiaridad, los platos fueron pasando uno tras otros animados por la charla. Al llegar al segundo plato mientras de mi lado se comentaba cierto capitulo del libro de Manuel Salcedo las yemas de mis dedos comenzaron a jugar con el tacto del servilletero, debo recordar ser paciente dije mientras recorría el borde rojo y aterciopelado que antes había contenido la servilleta...mi mente empezaba a divagar recordando la cadencia con la que los pétalos de la rosa caían sobre la moqueta...
-...se titula Camino de Sumisión , es una de esas joyas que te dejan sin aliento...
Las voces de mis compañeras comenzaban a perderse en alguna parte de mi mente mientras sonreía aparentando seguir el hilo.
Debo ser paciente, debo ser paciente , debo.....fue algo impensado,mi pie derecho se deslizó del zapato y librándose de su opresión giró dos veces bajo la mesa mientras calculaba su fechoria inocentemente...
Sentía esa punzada en el estómago, el deseo secreto de hacer una travesura,romper la norma, alli , ahora, tomar las riendas , desobedecer... antes de llegar a comprender mis pensamientos mi pie se estiro deslizándose suavemente por la parte interna del pie izquierdo de mi Señor. Notaba mi propia satisfacción desatándose libre , envenenándome con una explosión de adrenalina , reactivándose a cada segundo, a cada milímetro que sentía el tacto de mi media ascendiendo por el pantalón de mi Dueño, no se movió, lo miraba de reojo furtivamente mientras parecía inmerso en la conversación con los demás señores...lo queremos ahora, dijo la voz de mi propio demonio, seguirá hablando de cualquier tema...pero me sentirá , voy a hacer que le arda la sangre me dije mientras seguía ascendiendo lentamente.
Al llegar a la rodilla volví a mirar de soslayo su cara, parecía ajeno a todo, y al volver la cabeza encontré los ojos del Amo que tenía a su izquierda mirándome con los ojos llenos de malicia. La verguenza me atenazó violentamente incapaz de retirar el pie...perla, torpe, estas acariciando al Señor de al lado, dije mientras me hacía consciente de mi propia sonrisa...y al momento deje de sonreír advirtiendo que tan solo era una sonrisa que reflejaba la mía . Todo esta bien...dije retomando la respiración, El no te mira, pero lo hará pensé mientras seguía ascendiendo con la punta de mis dedos por su entrepierna.
De tanto en tanto comprobaba mi obra...nada. Muy bien ...me dije, vamos a ver de que pasta esta hecho y estirando cuidadosamente los dedos los deslice sobre su sexo , mi Amo comentaba algo intrascendental mientras continuaba pareciendo ajeno, abrí y cerré los dedos mientras al tacto comenzaba a apreciar el resultado de mi obra con satisfacción, me mordí el labio inconscientemente y sonriendo ante mis propios pensamientos mientras mis dedos comenzaban a jugar por debajo y una vez allí me detuve a mi misma sabiendo que un solo segundo mas y me sentiría incapaz de detenerme.
Colocando nuevamente mi pie en el zapato en uno de esos gestos sabios e íntimos que tenemos las mujeres la velada siguió su curso y tras una larga sobremesa nos despedimos amigablemente y cada pareja siguió su rumbo.
Mi Señor ofreció su brazo como siempre y posando mi mano dedicamos las ultimas palabras a nuestros compañeros de mesa y salimos caminando rumbo al hotel como otra noche cualquiera.
Caminaba intentando medir mis palabras, buscando algo que sonase casual y rompiese el silencio, pero mi Señor no soltó ni una sola palabra en todo el camino. Mi preocupación aumentaba a cada paso ,... no ha tenído gracia, ....ha debido sentirse humillado por mi desobediencia.... recordé toda la escena mientras atravesabamos la recepción, el recepcionista nos saludo amablemente y mi Señor le devolvió cortesmente el saludo. Parecía relajado...quizá no sea tan grave me dije mientras la puerta de la habitación se cerraba a mis espaldas.
-perla
-Si Señor... respondí siendo consciente de mi propio temblor.
- Ponte de cara al espejo ,dijo firme pero sin mostrar rastro alguno de enfado
-Si Amo ,dije mientras mi El retiraba el florero.
-Quitate el vestido.
-Como desee ,respondí bajando la mirada y dejando que la tela se deslizase sobre mis hombros.
Mi propia mirada me observaba desde el espejo,me vi a mi misma desnuda, con el liguero, las medias y los zapatos. Con Su aliento en mi nuca toda mi seguridad se hizo efervescente hasta que solo sostuvo mi barbilla un obstinado rastro de soberbia .
-¿Te has divertido hoy perla? dijo la voz de mi Amo cortando el silencio como un cuchillo.
Mi escasa seguridad acabó por disolverse, intenté que mi mente fuese fría y dijese algo convincente que restase importancia a mi desobediencia, pero sentía el miedo desbocarse . El me conocía tan profundamente que no había un solo rincón de mi ser donde crear una respuesta útil .Le pertenecía desde la piel al aliento. Mi entrega era un salto al vacío sin una sola arista en la que poderme aferrar.
Sentía miedo, y el disfrutaba sintiendo su olor, viéndome temblar indefensa y doblegada.
-Veo que no me contestas...
-Señor...yo...dije sin saber que decir.
-No importa, mi perla, dijo acariciando mi cabeza con un aire casi paternal, el error es mio, veo que no te he explicado bien la lección.
Traté de tragar saliva sintiendo mi boca seca y el corazón disparado como una bala sin rumbo.
Mi Señor se alejó unos pasos y regresó al momento con una cuerda, la vi deslizarse entre sus dedos y rapidamente sus hábiles manos comenzaron a trenzar un nudo de Karada , podía sentir su forma entre mi pecho, nudo plano como si fuesen los medallones de una reina que camina hacía el patíbulo, Una vez trenzado contempló su obra a traves del espejo, y al momento volvió con una cuerda mas corta que se unía al karada rodeando mi cintura.
Sus dedos buscaron mi boca y separando los labios recibí el ballgag mientras me ajustaba las cintas.
-Mejor asi ¿verdad?
Asentí como una autómata y acto seguido la cinta de raso negro cubrió mis ojos. Sentía que se estaba preparando con aquella forma fría y caprichosa de calcular, la paciencia que yo no aprendería nunca rebosaba en sus ojos y lo hacía peligroso, podía sentir su autodominio y eso me excitaba poderosamente.
-Separa las piernas, dijo
Y obedeciendo las separé a la altura de mis hombros.
-Mas,... tanto como puedas.
Al momento cumplí la orden mientras sentía crecer en mi la inquietud.
Sentí su cuerpo pegarse al mio por detrás, su mano izquierda sujetó fuertemente mi cadera mientras la derecha cubría mi frente, sentía su respiración quemando en mi oido, espere una orden, cualquier orden, pero continuó respirando tranquilo, de pronto sus manos se separaron de mi cuerpo y al momento siguiente buscaron mis oídos, dos tapones se deslizaron en ellos y la nada se hizo en mi cabeza, solo oler , solo sentir la piel...
Una cuerda se deslizo por mis tobillos, primero uno y luego el otro quedaron sujetos a las patas de la mesa y tras estos, mi Señor tomando mis hombros me depositó sobre la misma.
Su mano bajo por mi espalda hasta mi nalga y estirando una de las tiras del liguero la soltó de golpe, del sobresalto me así a la mesa y al momento mis manos fueron atadas a las patas traseras de la mesa a modo de respuesta, dejándome absolutamente expuesta .Su mano busco mi frente nuevamente y tomando mi cabeza con suavidad la levantó y tras sujetar mi cabello por la coleta lo ató a la cuerda de mi cintura obligándome a permanecer con la cabeza erguida .Era una postura incomoda y forzada, tan extraña que mi mente comenzó a desatarse por momentos, un segundo después algo helado se deslizo por mi espalda hacia la cintura e identifique el tacto del hielo quemando suavemente mi piel, un solo hielo detenido en mitad de mi cintura, traté de moverme sin éxito mientras mi propio calor fundía lentamente el hielo y se deshacía en hilos que se precipitaban hacia la mesa.
Toda mi piel se erizó mientras un seco estremecimiento era detenido por la mano abierta de mi Amo que bajó lenta y premeditadamente sobre mis nalgas, su cálida caricia contrastaba con el frio de mi espalda . La punta de sus dedos rozaba la parte interna de mis muslos mientras mi respiracíón se aceleraba y rebotaba dentro de mi cabeza . Un pellizco atenazó parte de mi nalga derecha y al momento y sin haber soltado aun el primero un segundo pellizco me agarró fuertemente la otra nalga desatando en mi un golpe de saliva que resbaló de mi labio inferior hacia la mesa, al momento la presión cesó y antes de poder recuperarme un azote a mano abierta cayó por sorpresa en una nalga , seguido de otro y otro y otro.....me ardían las nalgas... , sentí el hielo deslizándose por ellas y regresando nuevamente a mi espalda, era un hielo que se hacia pequeño como yo, un hielo que se calentaba como yo, un hielo que se transformaba en líquido como yo, mi mente comenzó a divagar cosas sin sentido mientras todo dejaba de importarme y el tiempo se hacía vertical ....dejé de sentir el hielo y sentí la pala, golpes suaves que subian y bajaban de intensidad , a veces apenas era una caricia, a veces una descarga, y otras varios azotes seguidos de poca intensidad.
Me sentía exahusta , atada al borde de la mesa y de mi misma la cinta que cubría mis ojos fue desatada y tras unos segundos de torpe pestañeo ante la luz, pude ver mi reflejo en el espejo , aquella era mi cara , la misma que permanecía aletargada esperando la orden de su Amo ,mas yo que ninguna otra de mis caras.
Mis ojos vieron por fin la escena buscando los ojos de mi Señor, y hubiese gritado sino fuese por el ballgag al ver en el espejo que la mano que azotaba mis nalgas no era otra que la del recepcionista cuyos movimientos dirigía mi Señor situado a un lado de la escena. La verguenza y el desconcierto me golpearon mas duramente que la pala mientras buscaba los ojos de mi Dueño pidiendo ser perdonada. Al momento sus manos me liberaron de los tapones y la coleta fue soltada de mi cintura mientras que con un gesto de su mano los azotes se detuvieron .El recepcionista con gesto acostumbrado dió un paso atras y mi Señor aprovechó para acercarse a mi oido...
-A veces estar entre la gente resulta comprometido ¿verdad mi perla?.
Mi frente se posó sobre la mesa en un gesto de rendición, y al momento su mano me liberaba del ballgag.
-¿Sabes mi perla? este es un hotel muy "familiar", lo comentaban esta noche nuestros amigos, pero creo que estabas algo despistada.Claro que estoy seguro de que otra vez prestaras mas atención ¿verdad?
-Si Amo, dije incapaz de mirar la escena en el espejo.
-Muy bien, ahora si que has aprendido la lección dijo mientras iba soltando mis manos y piernas.
La postura me había dejado entumecida y tomándome cuidadosamente por los hombros me levantó de la mesa . No me atrevía a mirar, crucé las manos sobre el pecho y miré de reojo al recepcionista que parecía esperar otra orden, el miedo me hizo girar la cabeza buscando la clemencia de mi Señor .
Tomándome por los hombros giró mi cuerpo en dirección al chico mientras me susurraba algo al oido tan bajo que tuve que preguntar...
-Perdon mi Señor ¿como dice?.
-Pagale, ordenó tranquilamente.
-¡Pero....!
-Si protestas yo pensare que aun no has aprendido la lección y este chico tan amable no tiene prisa .
-Claro Señor... dije enrojeciendo casi hasta las lagrimas.
Cruce la estancia torpemente y al momento deslizaba un billete en la mano de nuestro invitado.
-Muy bien mi perla, ¿que se dice?
-Gracias ...dije torpemente mientras las lagrimas comenzaban a abrasarme.
Volviendo sobre sus pasos y tan sigilosamente como había llegado el invitado de mi Señor abandonó la suite.
Me sentí tan floja que sus manos me sujetaron sentándome en la mesa.
Parado frente a mi colocó delicadamente un par de mechones de cabello tras mi oreja y buscó mis ojos,la fiera que los habitaba estaba en calma, era buena, era obediente, ...era SUYA...
En el cálido abrazo que nos fundió nos pertenecimos siendo uno.






4 comentarios:

  1. Que bueno es ese atrevimiento y que sea revoltosa, y que cueste de domar la sumisa...........se dan así, circunstancias y situaciones que dan mucho juego.......;))


    Sigue asombrandonos.....perla.....;))

    Besos y azotes de colores.

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  2. Nada lenta la historia , ni predecible, encantado de leerla...Que manera de disciplinar a la sumisa.
    Grax por tu relato.

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  3. Una preciosidad de relato, caballero FRONK, un placer leerte.
    Un saludo afectuoso.

    matiti

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  4. Excelente relato, me encanto.

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